Las manchas del sapo
Una vez, el cuervo y el sapo fueron invitados a asistir
a ciertas fiestas que iban a celebrarse en el cielo.
Aunque no comprendía cómo se las arreglaría el sapo para
subir al cielo, el cuervo, que era buen amigo, fue a verlo a fin de preguntarle
si quería acompañarlo.
-Gracias, pero yo pienso ir más tarde -le dijo el sapo-;
usted sabe que yo soy un poquito lerdo...
Pero, en cuanto el cuervo se descuidó, saltó dentro de
la guitarra que este llevaba para tocar en las fiestas.
Cuando el cuervo llegó al cielo, todos le preguntaron
por su amigo, y él les contestó que vendría luego. Mientras decía esto, dejó la
guitarra de pie, apoyada en un rincón, y se apresuró a ocupar su sitio, porque
la mesa ya estaba servida.
Entonces, el sapo, sin que nadie lo viera, saltó fuera
de la caja de la guitarra y, como si acabara de llegar por sus medios, saludó a
gritos a sus asistentes:
-¡Hola, hola, cómo les va, señores!
Todos se sorprendieron mucho de su aparición y alguno se
atrevió a preguntarle:
-¿Cómo ha venido?
El cuervo frunció el y se quedó pensativo. En cambio,
el recién llegado se divertía a más y mejor. ¡Hasta
bailó!
Concluidas las fiestas, los invitados empezaron a
retirarse unos tras otros. Por fin sólo quedaron el cuervo y el sapo.
El cuervo se hacía el distraído, pero con el rabillo del
ojo vigilaba a su amigo. De pronto, el sapo,, convencido de que, también el
regreso lo haría de contrabando en la guitarra, se metió de rondón en ella, en
un momento que consideró propicio ¡Pero, ay!, se equivocaba: el cuervo había
observado la maniobra y, apenas se lanzó al aire, puso la guitarra con la boca
para abajo, de modo que el
pobre sapo salió dando volteretas y gritándole a las
piedras:
_¡Eh, háganse a un lado, por favor!
Mientras tanto, el cuervo le respondía, riéndose
perversamente:
-¿Por qué no baja como subió? ¡A saltos!
El sapo, como las piedras no se hicieron a un lado, se
dio tan tremendo golpe contra ellas que todavía se le ven los moretones que se
le hicieron en la piel…
Versión de Germán
Berdiales.
En
Leyendas nuestras. Buenos Aires, Instítuto Amigos del Libro Argentino
Que esteriotipo representa el sapo y el cuervo?
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